Ciencia en la vida de todos
Lunes, 19 Diciembre 2016

Química que incluye, para sentir y percibir

Alejandra Suarez, Jorgelina Pergomet y María Celeste Botta Alejandra Suarez, Jorgelina Pergomet y María Celeste Botta

La investigadora Alejandra Suarez y las becarias Jorgelina Pergomet y María Celeste Botta, de la unidad de Química Orgánica del Instituto de Química Rosario (IQUIR, CONICET-UNR),  llevaron adelante la actividad “Química para la inclusión” en Centro de Rehabilitación para personas con discapacidad visual Nº2014 “Luis Braille” y realizaron diversos experimentos junto a los jóvenes.

Fabricaron su propio alcohol en gel, que se llevó cada uno a su casa; compararon dos polímeros, uno natural como el algodón y uno artificial como el hidrogel, que está presente en los pañales descartables; prepararon “un polímero baboso”, a partir de algunos materiales de uso común, como agua y adhesivo vinílico lavable (plasticola): éstas fueron las experiencias que se contemplaron en la actividad “Química para la inclusión” que tuvo lugar el miércoles 16 de noviembre y fue pensada como una extensión de las “X Jornadas de Promoción y Divulgación de las Ciencias: Semana de la Química” que se organizan desde la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas todos los años y convocan a estudiantes de escuelas medias a visitarla institución.

Alejandra Suarez, investigadora principal del CONICET, explicó que el objetivo de la Semana de la Química es acercar la escuela media a los científicos, para promover la enseñanza de la disciplina. “Con estas actividades intentamos instalar el tema de que la química está en beneficio de la humanidad, no vamos a dejar de reconocer los lados oscuros que tiene: contaminación, armas químicas, pero esos aspectos no tienen por qué empañar todo lo bueno que nos proporciona” señaló.

Planificar la actividad

Inspiradas en el libro “Experiencia tacto y contacto”, que escribieron Elizabeth García Pinto y Jorge Ibáñez Cornejo, de la Universidad Iberoamericana de México, las actividades fueron pensadas con bastante tiempo. “El libro nos sirvió como disparador, a partir de ahí empezamos a idear las mismas experiencias que realizábamos en la Semana de la Química y una vez que estaban puestas a punto, nos vendábamos los ojos una vez cada una, para trabajar tratando de sentir la química” relató Pergomet, que hizo hincapié en las ideas que guiaban la planificación de actividades eran “la química en tus manos” y “la química se siente”.

libro 2 peque

“Como nosotras tenemos mucha experiencia en trabajo de laboratorio, nos resultaba sencillo realizar los experimentos con los ojos vendados, pero nos dábamos cuenta que se sentía de una manera distinta porque utilizábamos en mayor medida otros sentidos, como la audición, que muchas veces no le prestábamos atención” remarcó Botta.

“Nos guiábamos por el oído y por el tacto. Utilizábamos materiales que se podían trabajar sin guantes y para medir líquidos, si dejábamos el dedo, sabíamos que ese era el límite. Con la propia experiencia con los chicos, nos dimos cuenta que ellos maneja muy bien todas las cuestiones experimentales, para nosotros realmente era una experiencia nueva” agregó Pergomet.

“Las experiencias que hicimos con los chicos son similares a las que se hacen en la Semana de la Química para los estudiantes del secundario que nos visitan, y notamos que la sorpresa, el entusiasmo, el interés fue de todos por igual” señaló Botta.

Un primer contacto con futuro

“Fue una experiencia muy buena, para mí era un desafío que tenía pendiente desde el año pasado. Estas cosas no se hacen solas, se requiere un equipo de trabajo, colaboración de mucha gente, que nos abran la escuela y nos quieran recibir. Personalmente la actividad fue sumamente gratificante, y en el fondo sentía que estábamos en falta, porque si nosotros hacemos actividades, tienen que ser para todo el mundo, no para un cierto sector, y pocas veces nos tomamos el tiempo para ofrecer actividades que incluyan a todos.. Lo logramos esta vez, sin dudas hay que mejorar, pero fue todo un éxito y creo que tenemos la obligación de seguir trabajando en esto” aseguró Suarez.

Para el planteo de las actividades contaron con la ayuda de la psicóloga Berenise Frati, del Servicio de Pedagogía de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas. Además, para realizar el contacto con el Centro Braille, prestó colaboración a las investigadoras el Instituto Superior del Profesorado Nº 16 "Dr. Bernardo A. Houssay".

 

Por Ana Paradiso
CONICET Rosario