Ciencia y sus desafíos
Jueves, 02 Mayo 2019
IPROBYQ

Revalorizar la zanahoria para producir ácido láctico

En el Instituto de Procesos Biotecnológicos y Químicos (IPROBYQ, CONICET-UNR) la investigadora asistente del CONICET Adriana Clementz estudia la reutilización de descartes de zanahoria para producir ácido láctico, que tiene múltiples aplicaciones industriales y en la actualidad se obtiene mediante importación.

La producción anual de zanahoria en Argentina supera las 240.000 toneladas y se concentra en cinco provincias: Catamarca, Santiago del Estero, Mendoza, Buenos Aires y Santa Fe. “En el departamento de Garay, en Santa Fe se destinan 1.500 hectáreas a la producción de zanahoria, porque es el principal cultivo. Luego de la cosecha, las zanahorias se trasladan a la planta de empaque donde se lavan y clasifican. Es en ese momento del proceso donde todos aquellos ejemplares que no cumplen con los requisitos impuestos por el mercado consumidor se descartan, esto representa por día entre 80 y 100 toneladas de zanahorias que se desechan en Santa Fe y se acumulan en el medio ambiente” señala Clementz.

La problemática de descarte de vegetales no solamente afecta a las demás provincias productoras de zanahoria, también sucede en otras regiones con papa, remolacha y batata.

Zanahoria: bioetanol y ácido láctico

Adriana Clementz desarrolló su doctorado del CONICET en el Instituto de Investigaciones en Catálisis y Petroquímica (INCAPE, CONICET-UNL). Allí formó parte de un grupo de investigación que estudia el aprovechamiento de los descartes de zanahoria para la producción de bioetanol y está dirigido por el investigador del CONICET Juan Yori, quien actualmente es su co-director. En este momento, en el IPROBYQ, con la colaboración de la doctora Diana Romanini, Clementz comenzó una línea nueva de investigación dedicada a conocer las potencialidades de los desechos de zanahoria y el aprovechamiento de lo que se descarta para la producción de ácido láctico.

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En nuestro país el ácido láctico se importa en su totalidad y al año su producción 150.000 toneladas a nivel mundial. Clementz explica que esta cifra va creciendo porque al ácido láctico, si bien puede aplicarse en muchas industrias como la alimenticia, la química, y la farmacéutica, también se utiliza como materia prima para la producción del ácido poliláctico que es un plástico biodegradable y ese es su objetivo: la reutilización de un desecho, como lo es el descarte de zanahoria, para producir un bioplástico que pueda degradarse por un proceso natural.  

La producción y el remanente

Luego de la cosecha, las zanahorias son llevadas a las plantas de empaque, que son los lugares donde se realiza la clasificación y el lavado de las mismas y todas aquellas que no cumplen con los parámetros y estándares de calidad, principalmente tamaño y forma, se separan y se descartan. “Estas zanahorias sin el tamaño adecuado, con raíces bifurcadas, pálidas, florecidas prematuramente se trasladan y desechan en los campos más cercanos. Se supone que el destino de este descarte es el consumo animal, pero sólo se llega a aprovechar un 10%. Todo lo demás queda en los campos y esa situación también se repite en las otras zonas de productoras del país” explica Clementz.

“Las zanahorias de descarte no son distintas a las que nosotros consumimos, son las mismas, difieren en cuestiones de forma y tamaño. Otro proyecto a futuro es poder desarrollar un subproducto alimenticio, en el cual va a comenzar a trabajar con nosotros la becaria de CONICET Laureana Guerra, quién va a desarrollar prebióticos a partir de los descartes. Los prebióticos son compuestos químicos que, agregados a los alimentos, los convierten en funcionales capaces de mejorar bienestar de la persona” cuenta Clementz.

“Es muy importante el trabajo de revalorizar la zanahoria porque además de la pérdida económica que representa para el productor, el desecho de alimentos que son aptos para el consumo, también implica contaminación ambiental, debido a que el descarte quedan allí deteriorando el suelo y provocando malos olores a raíz de su a su descomposición” indica Clementz y señala que esta problemática fue el puntapié inicial con el que se realizaron numerosos trabajos de investigación en el INCAPE y dieron como resultado el desarrollo de dos patentes de invención sobre la revalorización de los subproductos de la zanahoria y una vez instalada en Rosario, se una al IPROBYQ e inicie la línea de la producción de ácido láctico.

Un estudio con proyección

Clementz, al respecto de los avances en el IPROBYQ indica “Empezamos hace muy poco pero estamos alcanzando un rendimiento de un 60%, eso quiere decir que de 100 toneladas de zanahoria podemos conseguir 5000 litros de ácido láctico. Estamos trabajando para aumentar mucho más el rendimiento”.

El grupo de investigación está probando diferentes bacterias lácticas para poder producir el ácido y en este momento están evaluando utilizar las bacterias propias de la zanahoria, es decir, se podría usar el mismo descarte y aprovechar al máximo el cultivo.

 

Por Ana Paradiso
CONICET Rosario