Pablo Granitto es director del Centro Internacional Franco Argentino de Ciencias de la Información y de Sistemas (CIFASIS, CONICET – UNR), una de las Unidades Ejecutoras del Centro Científico Tecnológico CONICET Rosario. El CIFASIS tiene varios grupos de investigación relacionados con la Inteligencia Artificial desde hace mucho tiempo. Algunos de ellos trabajaban en estos temas incluso antes de que se formara el CIFASIS. “Desde los años ‘50 comienza a hablarse en el mundo de IA; en Argentina se investiga desde los ’90 y uno de los primeros grupos que trabajaban en eso estaba acá, en Rosario”, afirma el investigador y aclara que luego se constituyó el CIFASIS.
“La Inteligencia artificial es usar computadoras para hacer tareas que uno podría llamar inteligentes. Es una definición muy general que viene desde los años ’50 porque nadie sabía cómo definirlo. Entonces, se pensó en separar lo que se consideraba tareas mecanizables de las inteligentes, que eran las que no sabían mecanizar”, define Granitto. Las tareas inteligentes -como se las llamaba en ese momento-, se asumió que eran las que se hacían con Inteligencia artificial. “Eran las que se consideraban muy difíciles como entender imágenes, imágenes en movimiento -no existía aún el video-, entender texto escrito, texto hablado, planificar acciones, tomar decisiones en entornos complejos como un juego. Todo ese tipo de cosas, que eran muy difíciles cuando empezó la computación, se las agrupó en lo que se llamó Inteligencia Artificial. Y era la última barrera de la informática, lo que no se sabía hacer. “Ahora hay avances muy importantes y por eso está en boca de todos”, sostiene.
El Dr. Pablo Granitto junto al "Robot Desmalezador", creado por grupos de investigación del CIFASIS, CONICET - UNR
La IA está en nuestra sociedad mucho antes de la aparición del Chat GPT. Actualmente hay un boom de algunas aplicaciones que son muy novedosas y que hacen que la gente le preste mucha atención pero en realidad “si tuviste una WII -era la consola de juegos del 2008-, usaba IA para controlar el mando. Recordemos que se jugaba con un mando en la mano que cuando se movía, se traducía en un movimiento de la propuesta virtual”, eso se hacía con IA, detalla el investigador. Y trae también un ejemplo del año 2010, donde ya se vendían los robots que barrían pisos. Asimismo, cuenta que los celulares desde el año 2015, tienen la posibilidad de traducir una orden de voz en una acción, eso se hace con las nuevas tecnologías de deep learning, la misma que usa Chat GPT como base.
“Desde el 2020-22, hay una explosión porque aparecen los chats automáticos que son usados por mucha gente, y eso pone a la IA en boca de todos. Pero en realidad esto es un proceso continuo”, apunta el investigador y resalta: “Esta nueva revolución que es la Inteligencia artificial, tiene una vida de altos y bajos. Primero está en boca de todos y después todo el mundo se da cuenta de que es un blaff, exagerado, y entonces desaparece y así viene desde los años ‘50”.
El CIFASIS y la IA
Una de las columnas de este instituto es la IA porque atraviesa transversalmente todos los temas de investigación en informática y en sistemas. En relación a ello, el director cuenta que cuando, oportunamente, el CONICET pidió proyectos para establecer los planes estratégicos, el CIFASIS buscó uno que involucre a casi todos los grupos del instituto. Ese proyecto fue el “Robot Desmalezador”. Se trata de una máquina que sirve para desmalezar de manera eficiente los cultivos en el campo. Este robot puede distinguir la maleza y aplicar sólo en ella una cantidad específica de producto.
Ese proyecto después derivó en que algunas herramientas se diseminaron por el instituto como por ejemplo el uso de Inteligencia Artificial. “Es una lástima -expresa Granitto-, porque muchas de las capacidades que teníamos en ese momento, que fuimos generando, se perdieron porque un porcentaje de la gente que estaba acá, se formó y se fue a otros lugares”. La situación -ahonda-, tiene que ver con que los sueldos y los ingresos de los científicos decayeron y eso provocó un éxodo. “Por eso es importante la financiación del Estado, para mantener esos recursos humanos que tanto cuesta formar”, reflexiona.
El CIFASIS y los institutos del CONICET y de la Universidad, entran en vinculación con las industrias cuando estas encuentran problemas que no pueden resolver. A veces, éstos atañen a áreas donde todavía no hay conocimiento suficiente en el sector privado, o problemas donde todavía no hay una solución ni siquiera en el sector científico. “Ahí, está muy bueno que las empresas se acerquen a los institutos de investigación”, sentencia el científico.
En estos casos los institutos de investigación buscan cómo resolver ese problema, transfiriéndoles tecnología o encontrando una solución nueva. “Son dos casos distintos, uno es que no existe la solución y vamos a buscarla juntos. Y se generan proyectos de investigación a largo plazo”. Y el otro -continúa- es cuando se trata de un conocimiento de todos los días para el instituto, pero que no está en el ámbito privado. En este caso, se brinda asesoramiento para hacer cosas que no son tan innovadoras para nosotros pero que la empresa no conoce y no tiene otra forma de resolverlo. “De eso hay mucho más”, afirma.
Así por ejemplo, en este momento están trabajando con una empresa en el Polo Tecnológico, para hacer inspección automática en granjas solares. Las granjas solares son paneles que generan electricidad, y el CIFASIS trabaja en encontrar una herramienta para hacer el mantenimiento a estas plantas. “Estamos ayudando a automatizar esa tarea con Inteligencia artificial”, aclara.
A este respecto, agrega que han trabajado con empresas de robótica en mejorar sistemas de posicionamiento de robots. Es decir que el robot construya un mapa y que sepa para dónde tiene que ir. Además, han trabajado con empresas de la región en modelos de predicción de resultados deportivos; hay investigadores del instituto que trabajan con empresas Bio en el análisis de plantas de girasol de manera automática, esto es estimar cuántas semillas hay en la flor de este cultivo, para ver si una planta es mejor que la otra y que pueda evaluarlo en grandes cantidades.
Sobre el futuro
El científico explica que hoy el Chat GPT tiene problemas de alucinación, pero que esto se va a resolver muy rápido, dos o tres años, estima. Y agrega que se trata de un modelo de lenguaje, algo que sabe hablar pero no sabe lo que dice y lo que dice es algo que tiene mucho sentido gramatical y sintáctico pero muchas veces no tiene sentido la respuesta en sí. Porque no aprende desde el conocimiento, sino que repite, explica Granitto.
Entonces, el Chat GPT no tiene idea de cómo es el mundo, sino que tiene idea de cómo es el lenguaje. “Lo que pasa es que el lenguaje humano tiene mucho del mundo”, sostiene el investigador y agrega que el conocimiento real del mundo que tienen estos modelos de IA viene de todo lo que está escrito y en eso hay respuestas que tienen sentido, pero todavía no puede enlazar muy bien ese sentido con el conocimiento concreto. En el corto plazo, eso lo va a poder hacer, y va a haber traductores infalibles de lenguaje que implica, por ejemplo, una programación de computadoras de manera mucho más simple que la que tenemos ahora.
En el mediano plazo aclara el investigador que nadie puede saber lo que va a suceder. Se está desarrollando Inteligencia Artificial y nadie sabe si se puede producir una inteligencia mejor que la humana. “Nuestra inteligencia tiene mucho de opinión, tiene mucho de colectiva. La inteligencia de una persona fue superada por la inteligencia del colectivo. Pero, ¿qué es lo que hace que la IA sea más eficiente que la humana?, suponte que podamos llegar al mismo razonamiento, la artificial tiene mayor velocidad al principio y tiene una capacidad de almacenamiento ilimitada prácticamente. Entonces puede razonar sobre todo el conocimiento a la vez y eso las personas no lo pueden hacer. Pero la humanidad como colectivo, sí lo puede hacer. Entonces vos no sabés si en realidad la Inteligencia Artificial nos va a superar o no”.
Al tratarse de una revolución Industrial tan brutal como las anteriores, hay que superarla, y durante el proceso va a ser conflictivo como en todas. Después de pasar el conflicto, seguramente seamos como en la película Wall-e y estemos tirados en la cama todo el día… bueno, los que queden, dice y se ríe. El futuro no está escrito para nada, concluye.
Por Andrea Guereta, Comunicación Institucional CCT CONICET Rosario