“El divorcio entre ciencia y arte no tiene más de trescientos o cuatrocientos años y tenemos que percibirlo como tal”, afirmó el doctor Pablo La Padula durante la charla que se desarrolló en el Museo Ciencias Naturales. Para el investigador, tanto arte como ciencia pueden definirse como las operaciones materiales del ser humano para mejorar su relación con el ambiente y consigo mismo. Lo que diferencia a estos conceptos es que el arte tiene una perspectiva subjetiva, mientras que la ciencia formula protocolos para modificar el entorno que se pueden replicar.
A partir de estas definiciones, el investigador realizó un recorrido desde la edad antigua hasta la actualidad describiendo los usos artísticos y científicos de la imagen a través de pinturas rupestres, bestiarios y herbarios medievales, cuadros renacentistas, gabinetes de curiosidades y muestras de arte contemporáneo.
El investigador señaló que, en el Renacimiento “llegamos a la gran partición de aguas en el manejo de la estética para conocer el mundo que nos rodea”. A través de la comparación entre la Gioconda y las ilustraciones de anatomía humana de Andrés Vesalio La Padula diferenció ambas estéticas. Mientras que en la primera imagen se presenta una estrategia visual para el desarrollo de espiritual y social del ser humano, en la segunda se hace un abordaje mecanicista para conocer cómo funcionan los seres vivos. “Estas estrategias son diametralmente opuestas: para enaltecer al ser humano, un lenguaje pictórico que nos abruma y para conocerlo, un dibujo a mano alzada arquitectónico o ingenieril que lo modeliza”, sintetizó.
El investigador sostuvo que aunque el planteo estético de la pintura se asemeja más a la realidad, la ciencia prefiere la estrategia visual del dibujo ya que lo que persigue no es espejar el mundo sino manipularlo. “La ciencia traduce un mundo de cualidades y emociones sensoriales a un lenguaje matematizante”, apuntó el investigador.
“La historiografía del renacimiento nos plantean a Leonardo y Durero como dos personas iluminadas que han podido trabajar en paralelo arte y ciencia, pero hasta ese momento todos los grandes filósofos y artistas trabajaban indiscriminadamente en un campo u otro”, indicó el investigador y agregó “creo que arte y ciencia son campos totalmente unidos”.
En el último tramo de la conferencia La Padula se refirió a la función de la fotografía de las observaciones microscópicas: “la ciencia desarrolla la fotografía como una estrategia casi publicitaria para que el registro sea más veraz que el dibujo a mano alzada, saca el pulso directamente de la problemática científica y hace el dibujo a través de una operatoria físico-química”. Sin embargo, según el investigador, este cambio en la técnica no implica un cambio en los marcos de lectura que ya se usaban en el siglo XVII, la puerta de la revolución científica.
Por Vanesa Bomben -CONICET Rosario