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Jueves, 31 Agosto 2017
CIENCIAS BIOLÓGICAS Y DE LA SALUD

Algunos bichos de la ciencia

Noel Reynoso, Raúl Alzogaray, Emilia  Seccacini y Sofía Mengoni. Fotografía: Fernando Asenjo. Noel Reynoso, Raúl Alzogaray, Emilia Seccacini y Sofía Mengoni. Fotografía: Fernando Asenjo.

Investigaciones sobre vinchucas, cucarachas y mosquitos, insectos que de distintos modos transmiten enfermedades a los seres humanos.

Raúl Alzogaray, investigador independiente del CONICET, que se desempeña en el Centro de Investigaciones de Plagas e Insecticidas (UNIDEF-CITEDEF-CONICET-CIPEIN), se dedica al estudio biológico y toxicológico en insectos de importancia médica, como por ejemplo las vinchucas y las cucarachas. En el marco de su visita al Instituto de Investigaciones para el Descubrimiento de Fármacos de Rosario (IIDEFAR, CONICET-UNR) Max Planck Rosario, donde participó de Viví Ciencia, se refirió a su trayectoria en la ciencia, siempre vinculada al mundo de los insectos.

Los bichos y las enfermedades

Durante toda su carrera, Alzogaray trabajó principalmente en la investigación de vinchucas, insecto que se alimenta de la sangre de vertebrados, y cuando pica a los seres humanos puede transmitir el  microbio Trypanosoma cruzi que causa la enfermedad de Chagas.

Los expertos en enfermedades infecciosas dividen a los insectos en dos clases, según como transmiten los microbios. Por un lado están los vectores propiamente dichos, como los mosquitos y las vinchucas. “Los mosquitos cuando pican inyectan saliva que tiene anticoagulantes, anestésicos, y según el tipo de mosquito, puede contener el virus del Dengue, Zika o Chikungunya. Al mosquito se lo llama vector porque chupa sangre con el virus, éste crece en su intestino y migra a las glándulas salivales, o sea que parte de su vida la pasa ahí adentro, y se mueve dentro del insecto” explicó el investigador.

En la vinchuca el mecanismo es similar al del mosquito, porque el insecto toma sangre con el parasito del Chagas, que luego se desarrolla en su intestino y cuando el insecto se alimenta de la sangre de un ser vertebrado, deposita excrementos, y con éstos, el parásito. “En principio eso no contagiaría, pero si la persona que fue picada tiene una herida, el parasito puede entrar a su organismo por allí, y si está durmiendo y por reacción se rasca o frota en la zona, puede ser que se levante la piel y entre por ahí” indicó Alzogaray.

“En cambio, a la cucaracha la llamamos vector mecánico, porque los microbios no los trasmite comiéndolos, sino que los lleva en la superficie del cuerpo. Las cucarachas andan tranquilamente por los basureros y pozos sépticos, y ahí se llenan de microbios que se les adhieren al cuerpo. Si después se meten en una casa y caminan por la despensa, pueden contaminar los alimentos con esos microbios y las personas que los coman, se enferman. Es muy difícil de demostrar si una persona contrajo un microbio depositado por una cucaracha, pero cuando en el laboratorio se analizan estos insectos, se puede observar que tienen sobre el cuerpo bacterias que son peligrosas para los seres humanos, como Salmonella y Escherichia coli” señaló.

Para que las vinchucas salgan a la luz

Existen más de 100 especies diferentes de vinchucas, muchas pueden encontrarse en Argentina y otras están en otros países de Sudamérica y América Central. Al respecto, el científico señala “En Argentina hay más de 20 tipos de vinchucas, la mayoría vive en el bosque o en la selva, pero las que más preocupan son las que viven dentro de las casas, que son tres o cuatro tipos, la principal es Triatoma infestans, especie vector del Chagas”.

“En este momento estamos buscando expurgantes, que son sustancias que aumentan la actividad locomotora de las vinchucas, es decir, hacen que se pongan a caminar. Las vinchucas de día suelen esconderse en las grietas de las paredes de adobe, pero si uno rocía las fisuras con un expurgante, se ponen a caminar, salen de esos refugios, y uno las puede ver. Así se determina si en las viviendas rurales hay vinchucas. Los expurgantes los usan los agentes del Servicio Nacional de Chagas cuando van a los ranchos de los campos y de esa manera pueden localizar más fácilmente las vinchucas” contó Alzogaray.

La sustancia que se usa habitualmente como expurgante pertenece a una familia de insecticidas que se llaman piretroides. Lo que han visto los científicos del CIPEIN es que en muchos lugares del Noroeste argentino y también en Bolivia, las vinchucas se volvieron resistentes a esos insecticidas. Esto significa que los piretroides ya no las matan y tampoco las hacen caminar más. Como consecuencia el insecto no sale del refugio, en otras palabras, el expurgante deja de ser efectivo. Entonces en este momento los investigadores están buscando expurgantes alternativos.

Entre las opciones que están explorando, Alzogaray señaló que el grupo evalúa ciertas sustancias naturales, como los monoterpenos, que son las encargadas de darles el aroma fuerte a determinadas especias, por ejemplo, al comino y al orégano. “Demostramos en el laboratorio que los monoterpenos tienen propiedades vinchuquicidas y fuimos los primeros en demostrar que, además, aumentan la actividad locomotora de estos insectos. Ahora estamos evaluando las posibles aplicaciones prácticas de este fenómeno” acentuó.

Experiencias Viví Ciencia

Se trata de un ciclo de puertas abiertas para estudiantes secundarios que se desarrolla quincenalmente en el IIDEFAR – Max Planck Rosario. "Viví Ciencia" es una experiencia conjunta con Plataforma “País Ciencia”, CONICET y UNR, apadrinada por el prestigioso científico Dr. Gabriel Rabinovich, a partir de la cual los jóvenes estudiantes de escuelas secundarias tienen la oportunidad de ser y sentirse científicos. Las actividades incluyen el diseño de experiencias en las que los alumnos se aproximan y experimentan diversas situaciones que les permiten abordar un tema específico de un área de investigación, elaborar hipótesis y atravesar el camino de la experimentación y explicación de los fenómenos científicos.

 

 

Por Ana Paradiso
CONICET Rosario