“Psicoanálisis, enseñanza y transmisión”, es una línea de investigación del IECH, instituto de investigación más joven del CONICET Rosario, que está dirigido por Sandra Contreras, investigadora independiente del CONICET. Esta línea está a cargo de Cecilia Gorodischer, investigadora del Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Rosario. “Desde muy temprano supe que me quería dedicar a la investigación, de hecho el trabajo clínico es un trabajo de investigación. Freud fue un gran investigador, igual que Lacan y cualquier psicoanalista que se ponga a trabajar como tal, no puede no serlo” señala Gorodischer.
Ciencia y psicoanálisis: saberes desde distintas perspectivas
“El psicoanálisis tiene una gran dificultad para entrar en el campo de la investigación científica y de los organismos que centralizan la ciencia, pero es una dificultad valiosa que no hay que tomar en términos de amigos-enemigos, de una pelea frontal, sino que tiene que permitirle al psicoanálisis interrogarse sobre cuál es su relación con la ciencia, y de hecho lo hace. Sigmund Freud lo hizo, él era un científico en el sentido más ortodoxo del término, era médico, empezó haciendo investigación científica en laboratorios, estudios neurológicos sobre las anguilas y más tarde desarrolló investigaciones basadas en el modelo positivista de la investigación científica” cuenta Gorodischer.
A fines del 1800, Freud se encuentra con Jean Martin Charcot, médico que investigaba lo que le pasaba a las pacientes histéricas y realizaba presentaciones con ellas. Al respecto, Gorodischer explica “Freud hace un primer vuelco a partir del el encuentro con Charcot, este giro significó empezar a escuchar, cuando la paciente le dice: déjeme hablar. Y él dice, bueno, la voy a dejar hablar y yo voy a escuchar. El fundamento, el inicio del psicoanálisis, fue un comienzo científico y Freud nunca renunció a pertenecer al campo de la ciencia, si bien toma los modelos del romanticismo alemán, de la literatura y de los mitos griegos.
Más adelante en el tiempo, inserto en el pensamiento del siglo XX y XXI, Jacques Lacan vuelve a hacer una pregunta sobre la relación del psicoanálisis con la ciencia. “Lo que plantea Lacan es que el sujeto del psicoanálisis es el sujeto de la ciencia moderna, es decir, el psicoanálisis se dedica a investigar a un sujeto cartesiano, porque surge con Descartes, un sujeto dividido y científico. Ese es el sujeto del psicoanálisis, el que nosotros escuchamos en el diván, del: Pienso, luego existo” destaca Gorodischer.
Escuchar a las neurociencias
Con respecto al lugar que las neurociencias tienen en la actualidad en el campo científico, la investigadora indica: “Tienen mucho para decirnos, y efectivamente hoy los psicoanalistas escriben mucho sobre las producciones que salen de las investigaciones de la neurociencia. La diferencia está en que nunca vamos a llegar a estar de acuerdo con lo que se hace con ese saber luego, que es objetalizar al sujeto, que es lo propio de la ciencia, entonces el psicoanálisis debe estar allí, ¿Para qué? para problematizar esa objetalización que la ciencia hace. No se trata de desaprovechar todos los saberes que se pueden hacer desde el campo científico, eso no lo hizo nunca Freud, tampoco Lacan. Queremos trabajar en nuestro tiempo y con los saberes de nuestro tiempo”. Un ejemplo de lo indicado por la investigadora se vincula al campo del autismo infantil “La neurociencia nos aporta muchísimo, pero si después nosotros pretendemos hacer del niño autista un objeto de investigación, de curación, de educación, de rehabilitación, ahí no los podemos acompañar. Pero sí podemos nosotros aprovechar todo es conocimiento que la neurociencia nos da para después hacer otra cosa que no sea objetalizar al niño” indica.
Enseñar y transmitir el psicoanálisis
La línea de investigación del IECH se desarrolla en el marco del Programa Interdisciplinario en Psicoanálisis, Enseñanza y Transmisión (PIPET), que está integrado por psicoanalistas, doctores en ciencias de la comunicación, doctores en filosofía y en sociología. “¿Qué es lo que la enseñanza y la transmisión nos apuntan?” se pregunta la investigadora y responde “Que hay una diferencia entre la enseñanza y la trasmisión y esa diferencia tiene que ver con la ciencia, porque tiene que ver con el saber y qué se hace con ese saber”.
“La enseñanza supone uno que sabe y les habla a otros para hacerles saber eso que sabe, ese sujeto puede ser un psicoanalista que aporta un conocimiento por la vía de la enseñanza. Resulta que en el psicoanálisis hay otra vía que es mucho más determinante que es la de la transmisión, que supone que el analista no esté más en posición de saber sino, por el contrario, se encuentre en posición de no saber y esa es la función del analista, en este caso el que sabe es el que habla, al que el analista escucha. Son dos vías muy distintas y sin embargo en las dos hay un psicoanalista” explica la investigadora y agrega “Cuando estoy en una función de transmisión, tengo que estar en la función de no saber para que algo de la función analítica sea posible”.
La investigadora al respecto de las actividades que realiza el PIPET, señala “Se plantea en esta doble vía, por un lado participar en un organismo de transmisión científica porque efectivamente tiene cosas para enseñar y decir en el campo de la comunidad, de la sociedad, de los lazos sociales, del sufrimiento humano en sociedad, del saber filosófico, pero al mismo tiempo reconoce una limitación porque no se trata de una cosmovisión sino que tiene que ver con esto de que gira alrededor de un sujeto dividido por el inconsciente del que no sabe y el que analista va a trabajar con eso”.
Para concluir, Gorodischer retoma el tópico inicial, y enfatiza “El psicoanálisis siempre va a estar en relación con la ciencia, en una relación crítica y problemática, pero bueno, la ciencia tiene que poder soportar convivir con un saber que se sabe no científico pero que se sabe que está en relación con el saber científico y que siempre le va a poder dar una posibilidad de crítica y de problematización que ella en sí misma no se puede dar”.
Por Ana Paradiso
CONICET Rosario