Nació en el 2013 y su mentora es la investigadora del CONICET Eleonora García Véscovi, quien se desempeña en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR, CONICET-UNR), donde dirige el grupo de investigación en Patogénesis bacteriana. El equipo de Libreciencia está actualmente compuesto por 15 personas, becarios e investigadores jóvenes de diversos laboratorios del IBR.
“Perderle el miedo a responder no sé y tomarlo como motor del conocimiento” destaca García Véscovi, al respecto del espíritu de Libreciencia.
Valerse de las propias herramientas
“Una idea que está en la base de nuestra propuesta es que el propagador del trabajo sea el docente. Nosotros no queremos ser los artífices de ir a la escuela a desarrollar los prácticos, lo hacemos, pero como mostración de que esto se puede desarrollar. El objetivo es capacitar a los docentes, esa es nuestra máxima ambición, que se animen a llevar a cabo estas propuestas y que le pierdan el miedo a la experimentación práctica” acentúa García Véscovi y agrega que docente habitualmente tiene el temor de contestar “no sé”, y ella, como investigadora, todos los días se enfrenta a una situación a la que responde “no sé“, y a partir de ese punto se busca la forma de resolverlo.
“Esa es la forma, es la base del método científico, hacerse una pregunta y buscar un camino para entenderlo, no sólo ir a la bibliografía y esperar hallar todo resuelto. Que esa dinámica se pueda dar en el aula, que el docente no se pare como el dueño del conocimiento y de la verdad, sino que la resolución del problema pueda, activamente, construirla el docente con el alumno, ese es nuestro propósito” indica la investigadora.
Los comienzos de un trabajo colaborativo
Libreciencia es un proyecto de divulgación científica que surgió en el 2013 a partir de detectar una necesidad de los profesores de ciencias naturales, que se unió al interés de la investigadora. “Siempre me movilizó la cuestión de poder hacer un aporte a la docencia tanto en el nivel primario como secundario. Participé en numerosas oportunidades del programa del CONICET “Los científicos vuelven a la escuela” y, en esas ocasiones, veía que los docentes se ponían a un costado, dejando que yo desarrolle la actividad, con reticencia a involucrarse y con la aprensión de no poder responder a consultas de los alumnos que espontáneamente se presentan ante el hecho o la observación inesperada, lo que es vital que suceda al trabajar a nivel experimental. El docente, manifestando sus inseguridades, y a su vez gran interés y voluntad de poder incorporar la tarea experimental como una práctica indispensable en el aula, revelaba la necesidad de recibir capacitación para hacerlo” explica García Véscovi.
A partir de escuchar esa demanda, la investigadora realizó una convocatoria al interior del IBR, a becarios e investigadores jóvenes, quienes se pusieron a trabajar en la idea basal, que era desarrollar pequeños proyectos como dispositivos didácticos que pudieran llevarse a cabo en el aula, para brindarles esas herramientas a las docentes.
Las premisas para pensar las prácticas son: que no exista la necesidad de contar con equipamiento sofisticado, que se puedan reemplazar los elementos que en un aula normal no se pueden adquirir y que sea posible de realizar en escuelas que no necesariamente tengan espacios destinados a laboratorio. Con respecto a las temáticas de las experiencias, el equipo de Libreciencia elabora propuestas experimentales para abordar aquellas que son frecuentes en los planes de estudio de ciencias biológicas y que a su vez surgen de la observación en la vida cotidiana, por ejemplo: como hace fotosíntesis una planta, que es un catalizador biológico, que es la biorremediación, por qué debemos tomar medidas de higiene al utilizar la tablita para procesar alimentos en la cocina.
“Las prácticas de Libreciencia deben poder ser absolutamente factibles con el sólo hecho de reunir cuatro pupitres del aula escolar como superficie de trabajo, es decir, que no contar con infraestructura particular no sea un impedimento para poder desarrollarlo” destaca García Véscovi.
“Desde los comienzos, desarrollamos talleres de capacitación en el IBR con un grupo de entre 20 y 30 docentes, a quienes presentamos cuatro propuestas diferentes. Contamos con material didáctico visual y una guía escrita para que los docentes puedan replicarlo en el aula y establecer variables y controles, darles la noción de posibles materiales alternativos a utilizar y la libertad de introducir tantos cambios como surjan a partir de las inquietudes o propuestas de los alumnos” cuenta la investigadora.
Libreciencia sale del aula
A medida que fue pasando el tiempo, surgió la posibilidad de incorporar otro ámbito adicional al IBR, entonces, en el año 2016 el grupo de Libreciencia realizó talleres en el Museo Provincial de Ciencias Naturales “Dr. Ángel Gallardo”.
“Durante 2018 comenzamos a trabajar con el Acuario, como un espacio nuevo que también se abre no solamente a la escuela, sino a la comunidad. El año pasado y este fuimos convocados a participar del espacio de CONICET en Tecnópolis, que nos permitió también probarnos a nosotros mismos con un público completamente abierto y familiar. También hicimos actividades en las Jornadas de puertas abiertas del IBR, que convoca a familias, no solamente a conocer el instituto y saber lo que hacemos, sino también a hacer experimentos con nosotros. Vamos de a poco incorporándonos a nuevos espacios” cuenta García Véscovi.
El año pasado el equipo de Libreciencia entabló conversación con el Ministerio de Educación de la provincia de Santa Fe y surgió la idea que Libreciencia pueda brindar asesoramiento a las escuelas que presentan propuestas experimentales en la Feria de Ciencias y Tecnología. “A partir de esa iniciativa, nos subdividimos en grupos para poder acompañar esta actividad de las escuelas, que son de Rosario y la región” añade García Véscovi.
“Los docentes permanentemente nos solicitan poder contar con una certificación de estas actividades para que ellos puedan corroborar o verificar al establecimiento educativo al que pertenecen que están haciendo un perfeccionamiento o que están destinado tiempo a capacitase. Sería ideal que las organizaciones gubernamentales le otorguen al docente la oportunidad de que nuestros Talleres constituyan una actividad formalmente reconocida, que aporta a la calidad de la enseñanza” destaca la investigadora.
“Es una actividad enormemente gratificante. Los docentes, los alumnos, se ven tan motivados, es una tarea que te da más alegrías que el esfuerzo que demanda. En Libreciencia hay un gran espíritu colaborativo, todos los integrantes, becarios, investigadores, se ponen la tarea al hombro y apenas tenemos una salida o un taller, inmediatamente hay una movilización para preparar materiales, con mucho entusiasmo y ganas. Es un placer poder hacerlo” concluye la investigadora.
Por Ana Paradiso
CONICET Rosario