De su destacada carrera como investigador se pueden enumerar más de 100 publicaciones, 12 tesis dirigidas o codirigidas y su participación activa en SAIC, SAFIS a nivel nacional y de la IUPHAR a nivel internacional.
El director del IFISE Enrique J. Sánchez Pozzi lamenta su partida y lo recuerda con las siguientes palabras:
El Dr. Aldo Mottino fue una figura central en el Instituto de Fisiología Experimental (IFISE, CONICET-UNR). Estuvo desde antes de su constitución como instituto y fue su director durante 15 años. Se inició en la cátedra de Fisiología de Bioquímica como auxiliar de segunda, allá por el año 1977, y llegó a ser profesor titular desde 2013 hasta su jubilación. En un principio supo compatibilizar y complementar su trabajo como bioquímico clínico con su dedicación a la docencia y a la investigación, lo que le permitió tener una visión cercana de lo que un bioquímico necesita saber de la fisiología.
Desde 1997, se dedicó exclusivamente a la docencia y a la investigación con su ingreso al CONICET como investigador independiente. Siguió progresando hasta llegar a investigador superior, cargo con el que se jubiló. En su labor de gestión además de haber sido director de IFISE, fue sub-director del CCT CONICET Rosario.
De su destacada carrera como investigador podemos enumerar más de 100 publicaciones, 12 tesis dirigidas o codirigidas y su participación activa en SAIC, SAFIS a nivel nacional y de la IUPHAR a nivel internacional. Pero aún más destacable que su producción científica es la pasión con la que investigaba, con la que quería comprender y ayudar a comprender los procesos que estudiaba. Sus temas de estudio comenzaron con el metabolismo de la bilirrubina y otros aniones orgánicos que fue el objeto de su tesis doctoral y de las primeras tesis dirigidas. Gracias a sus numerosas visitas anuales al laboratorio de la Dra. Mary Vore en Estados Unidos, sus estudios incluyeron además del proceso de metabolización, el de excreción del que surgieron numerosos trabajos y tesis con el estudio de los transportadores Mrp2, Mdr1 y Bsep.
Esta misma pasión que lo impulsaba a investigar, conocer y comprender, la depositaba en la enseñanza. Varias generaciones de bioquímicos han comprendido el funcionamiento del organismo gracias a sus clases. También en actividades fuera de la facultad, muchos habrán sabido de su amor por la astronomía y la astrofotografía. Pasaba noches en el observatorio que construyó en su casa obteniendo fotos de nebulosas. Algunas de estas fotografías llegaron a ser citadas por la NASA.
Por supuesto, no podemos olvidar su amor por el deporte, en especial por el fútbol que practicó hasta hace poco tiempo y a su amado Rosario Central.
Lo extrañaremos y recordaremos; no sólo por su pasión por lo que hacía, sino además, por su bonhomía y la paz que transmitía.