El sábado pasado culminó en la localidad de Armostrong, Santa Fe, AgroActiva, una mega muestra agroindustrial que abarcó más de 60 hectáreas y reunió a más de 700 expositores que ofrecieron lo mejor de la tecnología nacional aplicada al agro y a la industria del sector.
AgroActiva se posiciona como una vidriera para exponer los adelantos tecnológicos, el mayor centro generador de negocios y capacitación elegido por productores, profesionales técnicos e investigadores. Además de un espacio de reunión y entretenimiento para toda la familia.
Históricamente fuerte en la presencia de maquinaria agrícola, y automotrices, la exposición ganó terreno en el sector ganadero, y sumó voces de la ciencia relacionadas con el sector productivo agrícola.
Es así como en el Auditorio Tecnoplaza, investigadores ligados al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) participaron de un ciclo de charlas tecnológicas.
Cardo: una nueva alternativa de cultivo con fines energéticos
Micaela Mancini, licenciada en Biotecnología fue becaria doctoral y posdoctoral del CONICET. Actualmente se desempeña como investigadora de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) en el Instituto de Investigaciones en Ciencias Agrarias de Rosario (IICAR, CONICET-UNR).
Mancini explicó como obtener a través del cardo silvestre tres potenciales tipos de biocombustibles: biodiesel, bioetanol, y cómo es posible utilizar toda la biomasa aérea –hojas y tallo- como biocombustible sólido. “Este tipo de cultivo tiene la particularidad de que de sus semillas tienen mucho aceite, de ahí se obtiene el biodiesel. Tiene una producción potencial de 420 litros/tonelada por hectárea por año”, explica Mancini. Con respecto a la producción de biodiesel analizaron los parámetros para ver cómo es su calidad, y llegaron a la conclusión de que es aceptable según las normas europeas de regulación.
El perfil del aceite de este cultivo es similar al perfil de aceite de la soja. Esta es una característica muy importante porque actualmente toda la industria de biodiesel de Argentina utiliza como materia prima la soja. “Elegimos el cardo porque es perenne, es decir, se planta una vez y no necesita ser reimplantado. Dura en un campo hasta diez años, y su máximo de producción lo da entre su quinto y sexto año. Es un cultivo rústico, nativo de la Cuenca del Mediterráneo, y hace un buen uso de los recursos hídricos que hay en el lugar”, afirma la investigadora.
Entonces, una vez implantado el cultivo no se necesita mucha inversión, ni fertilizantes, ni herbicidas. Se siembra en otoño y se levanta la cosecha en febrero. Este proyecto sería útil en el periurbano –periferia de una ciudad-.
De las tres líneas de investigación la más avanzada es la producción de biodiesel donde Mancini junto a su grupo de investigación realizaron todas las determinaciones en el laboratorio, y en septiembre cultivarán una hectárea de cardo. “Es la primera vez en el país que se realiza un ensayo de este tipo. Las líneas de bioetanol y combustible sólido todavía están etapa de laboratorio”, sostiene la biotecnóloga.
Agrobótica, un cambio de paradigma tecnológico
Néstor Di Leo, ingeniero agrónomo, docente e investigador de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR en el IICAR, brindó una charla sobre agrobótica, es decir, la aplicación de la robótica a los sistemas de producción agropecuaria, y a la investigación científica y tecnológica vinculada con ellos. Por otra parte, explicó los alcances del sensoramiento remoto profesional mediante drones multiespectrales -agrobótica aérea-.
“A nivel sistemas de producción agropecuaria los beneficios son notables: el primero es el económico, pero también esta tecnología tiene una implicancia vinculada a la reducción de uso de insumos, la disminución del impacto ambiental de la agricultura, y al cuidado de tareas riesgosas para la salud de empleados rurales. Es una verdadera instancia de desarrollo integral”, sostuvo Di Leo.
Manejo de maíz tardío
Lucas Borrás, investigador independiente del CONICET en el IICAR expuso distintos resultados de ensayos que ayudan a optimizar el manejo del maíz en esta región. “En general, el productor siempre tiene preguntas en cuanto a fecha de siembra, nitrógeno a aplicar, que genotipo siembra, que fertilización utiliza, si utiliza o no fungicida. En el Instituto tenemos ensayos específicos en cuanto a estas prácticas para optimizar su manejo”, explica el doctor en Ciencias Agrarias.
Tradicionalmente el maíz se sembraba en septiembre, octubre, y hoy más de la mitad de la producción se siembra en diciembre. “Eso ha llevado a optimizar prácticas de manejo que quizás ya estaban optimizadas. Testeamos que variables de manejo tiene que modificar el productor al modificar la fecha de siembra”, sostiene Borrás.
En referencia a AgroActiva, Borrás hace hincapié en que: “este tipo de eventos en los cuales se juntan técnicos, productores, proveedores de insumos y exportadores son muy buenos para el sistema de producción, y participamos activamente para aportar nuestro conocimiento que es aplicado. Es importante que el CONICET esté en el centro del sistema de producción, muestre sus resultados hacia productores, técnicos, y los usuarios finales del sistema de producción agropecuario”.
Fuente: CONICET